Por: César Rodríguez Granados | Boyacá por sus riquezas naturales paisajísticas, por su importancia histórica, por el espíritu afectuoso y servicial de sus habitantes, por su variada riqueza gastronómica y artesanal, por la multiplicidad de santuarios religiosos, por su “Mar Interior” de Tota, por arropar en sus entrañas a la única siderúrgica integrada del país y al único ferrocarril eléctrico de Colombia y por su variedad de climas, figura entre los lugares más atractivos de Colombia para el turismo nacional e internacional.
A lo largo de cada año, los 123 municipios que integran su geografía realizan las mejores muestras de su sentir cultural en una mixtura incomparable de tradiciones e innovaciones. Sus festividades folclóricas adornadas con “grandiosas corridas de toros”, procesiones religiosas del santo (a) patrón (a) de cada lugar y como siempre el Gobernador de Boyacá es el Presidente Honorario de la Junta de Ferias, sin importar cómo se llame o a qué colectividad política pertenezca.
Es vox pópuli que los oriundos de Corrales, Boyacá, son lo más parecido que se pueda conseguir a “los judíos” o a los paisas en su habilidad comercial para lograr grandes capitales y manejar la economía en muchas ciudades de Colombia a las cuales se hayan desplazado. Pues bien, fueron los corraleños los encargados de dar un giro de 180° a la iluminación nocturna navideña entre todos los municipios de Boyacá. Desde su inicio, su primera edición para ser más claros, la iluminación navideña de Corrales fue novedosa, espectacular y fruto de un esfuerzo comunitario colectivo liderado por sus autoridades civiles, eclesiásticas y de policía.
Lo único que ha faltado desde un comienzo es una carretera en buen estado entre Sogamoso y Corrales, una vía transitable sin peligro de causar accidentes o averías al carro familiar o al de servicio público, precisamente, por su notable deterioro. Si en los primeros años visitaban a Corrales decenas de miles de colombianos, en los últimos años se cuentan por centenares de miles, tal es el prestigio alcanzado por esa muestra incomparable de ingenio y belleza lumínica para celebrar el Advenimiento del Niño Jesús.
La iniciativa de Corrales, en buena hora, se ha convertido en una epidemia navideña que ha permitido el surgimiento de nuevos escenarios municipales que con igual ingenio y entusiasmo, presentan sus iluminaciones navideñas con carácter de irresistible para las corrientes turísticas en aumento cada año.
Hasta el propio Gobierno Departamental y las ciudades principales se dejaron contagiar de los corraleños y con la debida anticipación visten de luces multicolores y figuras típicas sus calles, parques, plazas y avenidas. En este mismo 2008, el actual Gobernador de Boyacá, anunció una gran iluminación navideña en la “Ruta de los Libertadores del Norte de Boyacá” (?).
Aprovechando ese entusiasmo, es bueno que el Gobernador y los Alcaldes Municipales se pongan de acuerdo con el INVIAS a fin de lograr el parcheo o la repavimentación de los sectores más AVERIADOS de las vías que conducen a cada uno de los pueblitos y ciudades de Boyacá, para facilidad del desplazamiento de los millares de turistas de este año.
Como uno de los principales “Altares de la Patria”, el Pantano de Vargas, específicamente en el monumento a “Los Lanceros” de Rondón, obra del fallecido Rodrigo Arenas Betancur, probablemente será iluminado otra vez para el fin y comienzo de año, sería bueno que los trayectos de la carretera Duitama – Pantano de Vargas – Paipa sean arreglados debidamente porque, francamente, da vergüenza como colombianos que los turistas extranjeros se enteren por experiencia directa, que el estado de conservación de la vías a ese “Altar de la Patria” le importa un pepino al Estado colombiano, desde hace muchos años.
Una excelente combinación de esfuerzos, podría permitir que la iluminación nocturna navideña de este año en los más atractivos sitios de Boyacá, sea inolvidable no por el mal estado de sus carreteras, sino porque, además, estarán debidamente vigiladas por la Policía Nacional de Carreteras, que, en esas noches de noviembre, diciembre y enero, ha brillado por su ausencia en el corredor vial de Duitama – Nobsa – Corrales, por lo menos como ocurrió el año pasado.
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