Por: César Rodríguez Granados | Las promesas incontables hechas en esta época por los candidatos en sus discursos, consignadas en sus folletos y afiches, reiteradas en sus entrevistas de radio, prensa y televisión hacen que el proceso pre-electoral más bien parezca la “Feria de las Ilusiones”, construida en la “Isla de los Ensueños” y rodeada por ríos de leche y miel con caudal suficiente para saciar la sed de todos los necesitados de tener una mejor calidad de vida.
La oratoria pre-electoral, es bien sabido, carece generalmente de un anclaje real frente a la disponibilidad presupuestal de las respectivas gobernaciones y alcaldías en juego, sus oradores ofrecen más de lo que podrían llegar a invertir durante su mandato cada quien. De hecho, las campañas cada vez se hacen menos serias y atractivas para quienes sufren los rigores del subdesarrollo en sus ciudades y provincias.
Es alucinante escuchar cómo de un tajo reducen la pobreza, cómo ofrecen fórmulas mágicas para liquidar el desempleo; enfatizan en la calidad y cantidad de servicios de infraestructura y salud pública los cuales crecerán exponencialmente en su gobierno, remediarán todo lo que su antecesor dejó de cumplir y de hacer y convocarán a formar parte de sus equipos de gobierno ÚNICAMENTE a los más honestos, a los más transparentes, a los más capaces; multiplicarán la vivienda de interés social mediante nuevos programas de construcción, la seguridad ciudadana será tan eficaz que borrará del mapa los abusos, desmanes, vicios, desafueros, etc, viviremos en la otra Suiza de América, a partir del inicio del nuevo gobierno.
La realidad contrasta con lo vivido en esa “Isla de los Ensueños”, porque el ciudadano común que no depende de la burocracia oficial, que ve en la política el medio de ejercer sus derechos civiles y políticos y, en consecuencia, elegir candidatos que ofrezcan menos y hagan más al acceder al poder. Ellos, además, sueñan con un Gobernador que lo sea en verdad, pero sin discriminaciones politiqueras en ninguna de las provincias de su territorio; un Alcalde que vele por la solución de la problemática de todos los barrios y veredas de su circunscripción electoral.
Un Alcalde que, por fin, invierta en el arreglo de la malla vial urbana pero no en vísperas electorales sino de forma permanente, que modernice el modelo de desarrollo urbano, que amplíe el espacio de acción e introversión del transporte al desarrollo urbanístico, a la prestación de servicios y al modelo de ciudad que queremos ahora y en el futuro.
Un Alcalde que reduzca los tributos y aumente las ventajas comparativas de su suelo para atraer a los inversionistas foráneos de la industria y el comercio. Un Alcalde que se asocie con las universidades para orientar el desarrollo y progreso de la ciudad y el campo.
Un Alcalde que se preocupe y trabaje por el ornato y embellecimiento de la zona urbana. Un Alcalde que como Jefe de Policía deje de ser un convidado de piedra cuando haya necesidad de aumentar el pie de fuerza de la Policía Nacional en su jurisdicción y exigir resultados en la lucha contra el hampa.
Un Alcalde que fomente las actividades culturales y deportivas, con escenarios adecuados y presupuestos suficientes. Un Alcalde que rescate de la pobreza y la frustración creciente a la población campesina, mediante el fomento y asistencia agropecuaria y darle valor agregado a la producción agropecuaria mediante un proceso agroindustrial con bases de futuro y sostenibilidad.
Un Alcalde que no se enrede en la politiquería con la única visión de preparar el terreno electoral de su sucesor perteneciente a la misma cuerda política del dueño del poder…
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