Todo en el negocio del turismo está referido al servicio y a la calidad. Puedes ofrecer calidad, pero si tu servicio es deplorable, arruinarás todo.
Eso es lo que pasa en el Hard Rock Hotel Riviera Maya, la experiencia del Rock está dispersa y no se disfruta, el hotel es gigantesco y el personal parece escaso para poderlo atender.
La recepción más parece el check in de una aerolínea, filas, incomodidad, mala atención al cliente y para tarminar de rematar, cuando por fin te hacen el registro tu habitación no estará lista.
En los restaurantes puede que te vaya bien o mal. Eso al parecer dependerá del mesero que te toque.
Las habitaciones son aceptables, pero en los sanitarios será mejor no fijarse demasiado en la higiene de las paredes.
Fue una experiencia decepcionante en términos generales. La franquicia parece no estar a la altura de la marca que representa.
Un par de recomendaciones si decide ir. Primero asegúrese de no perder la tarjeta que le den para las toallas de piscina, de llegada deberá firmar un documento en que se compromete a pagar 75 dólares por ella. Segundo, ajuste bien la puerta al irse a dormir, es posible que a media noche le asignen su habitación a otro huesped.
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