Carlos Vives, con su guitarra al hombro, emprendió una de las mejores experiencias que él como colombiano pudo tener; recorrer miles de kilómetros por las regiones más diversas del territorio nacional en las que visitó a seis músicos locales y junto con ellos se dio a la tarea de buscar la colombianidad sonora; ese sentimiento y esencia que le hará honor a todo un país.
Sus objetivos fueron y siguen siendo claros, buscar esos sonidos y ritmos que muestran la diversidad que, como colombianos, se llevan en la sangre. A través de la música y los estudios que ha realizado CV afirma que: "La música tiene el papel de reconocernos e incluirnos. Las culturas y lenguas nos permiten conectarnos... al final estamos hechos de lo mismo. Por eso debemos trabajar en lo que nos conecta, no en lo que nos separa, y qué mejor que hacerlo a través de la riqueza sonora que tenemos aquí mismo, en Colombia".
Con ese olfato inquieto que siempre ha tenido por la historia, creó su propia ruta, su brújula lo llevó a estas regiones donde se encontró con músicos locales; con ayuda de ellos y con instrumentos a borde de camino, comenzó su creación.
Habló y jugó con la carranga de la mano de la agrupación Velo de Oza de Boyacá.
Luego se encontró con El Cholo Valderrama representante de toda la región llanera. Después habló con Elkin Robinson de Providencia sobre la importancia de la música de la isla para el país, también se reunió con Kombilesa Mí de San Basilio de Palenque y hablaron sobre el proyecto musical que busca rescatar las tradiciones de Palenque. También estableció un diálogo con el Rey Vallenato Egidio Cuadrado en La Guajira, y por último se reunió con Cynthia Montaño de Cali quien está haciendo un interesante trabajo con la música urbana del Pacífico. De todos estos géneros colombianos lo importante es encontrar las conexiones de las cuáles saldrá la canción más diversa de Colombia.
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